Una leyenda que relaciona a las amapolas con el mundo clásico......
Demeter, diosa de la tierra y la fertilidad, tenía una hija Perséfone que estaba recogiendo amapolas cuando fue raptada por Hades, el dios de los infiernos.
Demeter ignoraba el destino de su hija, como esposa de Hades, se dedicó a recorrer el mundo para buscarla y prohibió a la tierra que produjera frutos hasta que no la encontrara.
Zeus, padre de los dioses, tuvo que intervenir y ordenó que Perséfone pasara seis meses al año con Hades y seis meses en la tierra con su madre. Por eso la tierra duerme durante la ausencia de Perséfone y despierta a su regreso.
Así pues la amapola es el símbolo de la fertilidad, pues crece en lo trigales, del sueño, al ser pariente de la adormidera y de la resurrección por la alternancia de Perséfone en los infiernos y su vuelta a la tierra.
Sin embargo, también hay quien asocia las amapolas a las guerras napoleónicas y aseguran que nacieron de la sangre de los soldados muertos en la batalla de Waterloo, aunque después se ha aplicado este mismo origen a las dos guerras mundiales. Por ello, Gran Bretaña y otros países europeos la ostentan como emblema en algunas de sus conmemoraciones.
Una tradición que parece sacada del poema del escritor canadiense John McCrae que publico en 1915 “En los campos de Flandes donde florecen las amapolas, entre cruces y cruces a solas…”
Son muchos los orígenes que se le dan a estas flores y es que su belleza y colorido dan lugar a mucha elucubración. Se extraen de ella la codeína y la morfina. Dejo de elucubrar y añado unos retratos que he tomado de un campo de amapolas bien bonito, clicando sobre las fotos se ven mejor
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